Mi perro tiene “protección de recursos”

¿Qué es la protección de recursos? Si lo definimos como una conducta que se emite con el objetivo de alejar a otros individuos de nuestras posesiones, piensa en la cantidad de conductas que realizas a lo largo de tu día con el fin de proteger tus recursos. Desde conectar la alarma o cerrar la puerta de casa, cerciorarte de cerrar el coche antes de alejarte de él, impedir que otras personas vean tu clave cuando sacas dinero del cajero (o que vean cuánto efectivo sacas)…

¿Y yo, tengo “protección de recursos”?

Constantemente las personas defendemos y protegemos nuestros recursos. Sería de necios pensar que los perros no lo hacen también. El problema surge cuando hacemos un juicio de valor sobre la defensa que un perro hace de sus recursos: “no sabe compartir”, “es egoísta”, “no me respeta”…

Imagina por un momento que es tu perro quien viene a quitarte el billete de 20€ que te acabas de encontrar por la calle. Te da un manotazo y te dice: ¡SUELTA! ¿Cómo te lo tomarías?

Los recursos y los perretes… los perretes y los recursos

Hay algunas razas con más tendencia a presentar conductas de guarda que otras, como los pastores, los mastines o los perros tipo bull (bull terrier, bulldog, pitbull…). ¿Piensas que es casualidad? Años y años de selección para que guardaran el ganado o nuestra casa no son pura coincidencia. Es decir, que las personas hemos seleccionado a propósito los individuos que presentaban esas conductas que nos eran de utilidad para otros propósitos.

Al margen de las razas, cualquier perro puede marcar sus límites cuando te acercas a su zona de descanso, a su cuenco de agua o comida, a sus juguetes o a su persona favorita (como es lógico realmente ¿no?).

Si bien la guardia de recursos es una conducta natural y lícita en los perros, también puede desencadenar problemas en la convivencia humano-animal. De hecho, es frecuente que muchas familias llamen preocupadas cuando se percatan de que la convivencia entre su perro y sus niños puede albergar riesgos, por ejemplo cuando un niño se acerca imprudentemente al plato de comida de un perro. También puede ocurrir cuando estamos en el parque con otros perros, alguien saca una pelota y se da una disputa por ella entre varios perros.

Pautas generales

Saber gestionar estas situaciones sin ser invasivos con nuestros perros, respetando sus recursos y sus límites y construir un código de comunicación que nos permita entender al perro y que él sepa lo que necesitamos.

Algunos estudios han demostrado que esta conducta puede mejorar enormemente si:

• Le enseñamos a soltar objetos.
• Asociamos nuestras manos a eventos positivos para él.

Por el contrario, el problema suele empeorar cuando:

• Nos enfrentamos al perro por el recurso.
• Le retiramos el recurso.
• El perro tiene niveles altos de estrés o de miedo.
• Basamos su educación en el castigo o en el miedo.

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