Una mudanza está entre los 43 eventos más estresantes que pueden sucederse a lo largo de nuestra vida, imagina cómo puede experimentarla un perro, que no se explica el por qué de ese cambio, sin duda será una gran fuente de estrés si no se gestiona de la manera adecuada.
- Si puedes, deja que conozca su nuevo hogar en varias ocasiones antes de mudarte definitivamente.
- Procura no llevarlo en momentos en los que estés “de mudanza”, es decir, no te lleves a tu perro en pleno viaje de transporte de cajas o muebles porque tú no estarás relajado y por tanto, seguramente él o ella tampoco.
- Intenta pasar ratos de calma o juego en vuestra nueva casa, dale de comer y de beber allí.
- Ábrele la puerta de todas las habitaciones, que pueda inspeccionar todos los espacios y no se haga ideas extrañas de lo que hay al otro lado de una puerta que siempre está cerrada.
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